En estos duros tiempos de pandemia, instalados ahora en el segundo estado de alarma, quiero haceros llegar un mensaje de orgullo y agradecimiento. Siete meses trabajando por sobreponernos al virus han demostrado que con entusiasmo y profesionalidad somos capaces entre todas y todos de minimizar las afecciones negativas de esta peste. Salvamos con decoro el cierre del curso pasado evitando que toda una promoción de estudiantes viera interrumpida su formación.

Para este nuevo curso optamos por mantener la presencialidad en aquellos casos que resultara posible, convencidos como estamos de que se trata de la modalidad formativa más enriquecedora, pero permitiendo que los centros y las titulaciones adaptaran las directrices generales emitidas desde el rectorado a sus propias y diversas exigencias. Y el resultado, sin ser óptimo, está permitiendo un arranque de curso positivo. Estoy convencido de que la toma de decisiones consensuadas y dialogadas es el camino adecuado y siento un profundo orgullo por una comunidad universitaria —estudiantado, profesorado y personal de administración y servicios— que se ha sobrepuesto a la crisis con un enorme esfuerzo, entusiasmo y profesionalidad, y que ha dado cuantiosos ejemplos de solidaridad, generosidad y compromiso social en forma de donaciones, voluntariado o asesoría científica.

Muchas gracias de todo corazón.